Nuestro camino es aprender a ser comunidad, asegura Ofelia Medina

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La actriz, activista y productora en la casa de Emilio Indio Fernández, en Coyoacán. Foto Cristina Rodríguez.
La actriz, activista y productora en la casa de Emilio Indio Fernández, en Coyoacán. Foto Cristina Rodríguez.

FUENTE: LA JORNADA/Miguel G. Galicia.

Ciudad de México. Para Ofelia Medina, el individuo es el pasado de la humanidad, nuestro camino es aprender a ser comunidad

La actriz y activista convoca a la sociedad a donar a la fundación El Fideo para desplazados en Chiapas.

La pandemia ha provocado el recrudecimiento absoluto de las condiciones de los desplazados, dice.

Hay dolores que no se quitan nunca, y el de Ofelia Medina por “el otro“ es de esos. Empezó hace mucho tiempo, antes de 1985, cuando conoció, in situ, la miseria en la que desde tiempos precolombinos viven los pueblos originarios: lo mismo en Veracruz que en Oaxaca, en Chiapas, en Guerrero… Con él a cuestas, la actriz se adentró en ese mundo.

La también productora comparte que esa necesidad por ayudar a los dueños primigenios de estas tierras, olvidados por generaciones de gobernantes indolentes, la llevó a sumarse, en 1990, a la fundación del Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México (Fisanim AC, https://www.fisanim.org/), pero le decimos El Fideo, precisa con una entonación que acaricia cada letra.

Ahora mismo, comparte, se brinda alimentos y otros insumos de primera necesidad a 3 mil personas desplazadas por la violencia en Chiapas. Por esa razón, busca crear conciencia para que los ciudadanos apoyen a El Fideo, que ayuda donde el Estado, afirma, no lo hace, o es deficiente.

Apoyamos a comunidades zapatistas, a las organizaciones que fueron masacradas en Acteal, que se aglutinaron en la organización social Las Abejas.

Llevamos alimentos, juguetes a Acteal, Chalchihuitán y Aldama… Por un segundo, la actriz interrumpe la charla y del otro lado de la línea musita: Me avisan que están atacando a la gente de Aldama.

Regresa unos minutos después, no del todo repuesta y recuerda que la violencia, el olvido y el Covid-19 han causado más estragos en esa población vulnerable, pues si antes apenas tenía lo necesario para subsistir, ahora ya no tiene nada.

Es un recrudecimiento absoluto para los desplazados. Hay quienes enfermos deben pernoctar en el suelo, a la intemperie, en espera de ser atendidos en el único centro hospitalario, que les queda lejos. No tienen agua ni techo ni alimentos. La situación de esas comunidades se ha agudizado, porque, por si fuera poco, todo se ha encarecido. Además, se trivializa la verdadera situación de la salud, reitera.

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