Siguen las tensiones entre Trump y los mandos militares

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La “Zona Autónoma de Capital Hill” consiste en un espacio de varias cuadras en Seattle, Washington tomado por la ciudadanía. Foto Ap.
La “Zona Autónoma de Capital Hill” consiste en un espacio de varias cuadras en Seattle, Washington tomado por la ciudadanía. Foto Ap.

FUENTE: LA JORNADA/David Brooks, corresponsal.

Nueva York. En Seattle los manifestantes han establecido una “zona autónoma” cooperativa sin policías que provocó que Donald Trump ordenara a la alcalde retomarla, y ésta le respondió que mejor se regresara a su búnker, mientras continuaron las tensiones entre el comandante en jefe y los mandos militares.

“Fue un error”, declaró el general Mark Milley, el oficial militar de más alto rango del país quien preside el estado mayor, al disculparse por haber participado en la ahora famosa caminata de Trump a través de la Plaza Lafayette la semana pasada despues de que manifestantes pacíficos fueron violentamente expulsados con gas lacrimógeno y balas de hule, para tomarse una foto con una biblia frente a una iglesia. “No debería de haber estado ahí… Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de las fuerzas armadas involucradas en política doméstica”, afirmó en un videomensaje a la Universidad Nacional de Defensa.

Milley contempló renunciar después de ese espectáculo, el cual pensaba era un evento para reconocer a las fuerzas federales alrededor de la Casa Blanca, reportó NBC News. El general también se opone a la amenaza de Trump de desplegar tropas militares para reprimir las protestas, informó el New York Times. Otros cinco generales y almirantes retirados expresaron alarma ante esa propuesta y el espectáculo después de la represión de los manifestantes, algunos advirtiendo que ponía en jaque la democracia estadunidense.

Pero el comandante en jefe continúa amenazando con el uso de fuerza federal a opositores por todas partes. Un grupo de activistas que, después de una semana de protestas y enfrentamientos con la policía, ha ocupado una zona de varias cuadras en Seattle la cual bautizaron la “Zona Autónoma de Capital Hill”, para convertirla en un experimento urbano cooperativo sin policía -una área que cedieron las autoridades municipales, que incluía el abandono de un cuartel de policía ahí. Una manta a la entrada de ese cuartel declara que “Este espacio es ahora propiedad del pueblo de Seattle”, y medios locales reportan algo entre festival de arte, comuna y escuela en la calle.

Esto, aparentemente, es una amenaza intolerable para la seguridad nacional y Trump, en un tuit dirigido a la alcalde Jenny Durkan de Seattle y al gobernador de Washington Jay Inslee la noche del miércoles, les ordenó que “retomen su ciudad AHORA”. Advirtió: “Si ustedes no lo hacen, yo lo haré. Esto no es un juego”. Añadió que “terroristas domésticos han tomado Seattle, gobernado por demócratas de izquierda radical, por supuesto. ¡LEY & ORDEN!”

Durkan, la alcalde, respondió con su propio tuit: “Haznos seguros a todos. Regrésate a tu búnker”.

En Dallas este jueves, Trump convocó a un foro en una iglesia sobre el asunto de seguridad pública donde defendió a las fuerzas policiacas del país rechazando las críticas y demandas nacionales para reformar o hasta desaparecerlas, y retomo el argumento clásico de que los abusos son cometidos por casos aislados, “malas manzanas”. No invitó a ese foro a los tres oficiales de seguridad pública de mayor rango de la ciudad, todos afroestadunidenses.

Ahí el presidente reprobado por mayorías por su manejo de relaciones raciales declaró que “los estadunidenses son un pueblo bueno y virtuoso. Tenemos que trabajar juntos para enfrentar la intolerancia y prejuicios donde aparezcan, pero no haremos progreso ni sanaremos heridas acusando falsamente a decenas de millones de estadunidenses decentes como racistas e intolerantes”.

Mientras tanto, William Barr, el procurador general de Trump declaró que “la verdadera opresión y peligro a nuestras comunidades proviene del crimen violento y el desorden que de la policía”. No mencionó, como documenta el Washington Post, que la policía ha matado a balazos a más de mil personas por año, un nivel sumamente más alto que en cualquier otro país avanzado.

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