FUENTE: LA JORNADA/Afp, Europa Press y Ap.
París. La legendaria actriz Olivia de Havilland, considerada la última estrella viva de la época dorada de Hollywood y ganadora de dos Óscares, murió a los 104 años de edad el sábado pasado en su residencia de la capital francesa, donde vivía desde hace 65 años.
Intérprete en La heredera, Lo que el viento se llevó y Robin de los bosques, falleció plácidamente mientras dormía
.
Nacida en Tokio en 1916, de padres británicos –la actriz Lillian Fontaine y Walter de Havilland, abogado especialista en patentes–, vivió una infancia caracterizada por un delicado estado de salud, la opresión de su totalitaria madre y la enemistad con su hermana Joan Fontaine, también actriz, relación que arrastró hasta el fin de sus días.
Tras la separación de sus padres, cuando tenía tres años, se trasladó con su madre a Estados Unidos donde se instalaron en San Francisco, California. Con tan sólo 19 años debutó en el mundo del cine, de donde llegó directa al estrellato hasta ganar dos Óscares.
Los aspectos reseñables de la vida de De Havilland son innumerables, como varias películas protagonizadas junto a Errol Flynn, su lucha judicial contra los estudios de cine por las duras condiciones de sus contratos de la época o su retiro a París al final de su carrera.
Morena de ojos grandes, de Havilland fue la última sobreviviente de los protagonistas de Lo que el viento se llevó. Obtuvo dos Óscares por La vida íntima de Julia Norris, en el que interpreta a una madre soltera, y La heredera, donde encarnó a una sencilla ama de casa, junto con Montgomery Clift. Con Errol Flynn coprotagonizó varios dramas, westerns y películas históricas y fue la memorable Maid Marian en Las aventuras de Robin Hood.
Dicen que Olivia de Havilland se convirtió en el amor platónico del cineasta mexicano Emilio El Indio Fernández (1904-1986), al punto de bautizar como Dulce Olivia la calle donde se encuentra la casa en la que el realizador residió gran parte de su vida, en el barrio colonial de Coyoacán.