FUENTE: LA JORNADA/DAVID BROOKS
Nueva York. Pocos estadunidenses se imaginarían que vivían en uno de esos países que ofrecen servicios para que los ultrarricos –empresarios, políticos, criminales– oculten sus fortunas, pero entre las revelaciones más sorprendentes de los Papeles de Pandora es que Estados Unidos se ha vuelto uno de los mayores paraísos fiscales del planeta; menos sorprendente es que empresas y ricos estadunidenses, incluyendo muchos bajo sospecha o investigación criminal, continúan escondiendo sus fortunas en paraísos fiscales en el extranjero.
La “economía clandestina” de empresas fantasmas y fideicomisos bajo prestanombres en paraísos fiscales es un lucrativo negocio internacional con el propósito de ayudar a los ricos a evadir impuestos o investigaciones criminales o para lavar dinero, o sencillamente para disfrazar sus activos. Sobre todo, el servicio esencial es la discreción absoluta y por ello la investigación nombrada Papeles de Pandora por un equipo de 600 periodistas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), basada en la mayor filtración financiera en la historia, con casi 12 millones de documentos provenientes de 14 empresas dedicadas a este negocio, está generando un sismo en el paraíso de los ricos y sus cómplices.
Establecer estas empresas o cuentas no es ilícito en sí, pero los Papeles de Pandora revelan que varios de los clientes –tanto individuos como empresas– son criminales o han sido acusados de conductas sospechosas, delitos, abusos y violaciones de derechos humanos en el extranjero.
Este negocio es cada vez mayor en Estados Unidos, país cuyos gobernantes no dejan de hablar de la transparencia y la lucha contra la corrupción. Por cierto, la tarde de ayer la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, en respuesta a preguntas sobre las revelaciones, afirmó que “el presidente (Joe Biden) está comprometido a llevar transparencia adicional a los sistemas financieros de Estados Unidos y el internacional, y uno puede ver eso en las políticas que ha propuesto y apoyado”.
La investigación revela que Estados Unidos –con esta industria centrada en los estados de Dakota del Sur, Florida, Texas, Delaware y Nevada entre otros– se está convirtiendo en uno de los mayores paraísos fiscales del mundo, sobre todo para fideicomisos que son establecidos para ocultar fortunas de megarricos, e identificó 206 fideicomisos ligados a individuos en 41 países, entre ellos 28 que parecen estar vinculados con clientes acusados de conducta sospechosa o criminal en el extranjero, incluyendo soborno, fraude y violaciones de derechos humanos.
Estados Unidos está superando a Suiza como el país que más asiste a individuos a ocultar sus finanzas de las autoridades.
Los Papeles de Pandora revelan que el estado de Dakota del Sur se ha vuelto rival de los famosos paraísos fiscales en el Caribe y Europa con aproximadamente 360 mil millones de dólares en este tipo de cuentas, y con algunas de las protecciones legales mas extensas del mundo.
Entre los clientes con cuentas en Dakota del Sur se ha identificado a personajes como Carlos Morales Troncoso, ex vicepresidente de la República Dominicana y ejecutivo en jefe de la mayor empresa azucarera de la isla, la familias del conglomerado ecuatoriano Grupo Isaías, el magnate de jugo de naranja brasileño Horst Happel y el empresario textilero colombiano José Douer Ambar, entre otros –todos bajo algún tipo de investigación o acusados de abusos laborales–.
A la vez, los Papeles de Pandora revelan cómo estadunidenses ricos bajo sospecha por maniobras ilícitas o investigados por delitos usaron los servicios para ocultar sus fondos, incluso de las víctimas de sus crímenes. Entre ellos se identifica a Marc Collins Rector, un ejecutivo del mundo del espectáculo en Los Ángeles que abusó sexualmente de jóvenes en los 90. Evitó pagar las demandas logradas por las familias de algunas de las víctimas ocultando sus millones en cuentas offshore en Belice.
Otros clientes de ese paraíso incluyeron a un dentista que defraudó a la aseguradora federal Medicaid, un cómplice de la mafia, un productor de drogas adulteradas y un rico que acaba de ser condenado por el homicidio de un amigo en 2000, y un empresario acusado de lavado de dinero, entre otros.
Uno de los principales actores internacionales en este negocio de finanzas clandestinas es el bufete de abogados mas grande de Estados Unidos, Baker McKenzie, con 4 mil 700 abogados en 46 países. Christine Lagarde, actual jefa del Banco Central Europeo y anteriormente del Fondo Monetario Internacional fue una abogada y ejecutiva del bufete en las oficinas en París a principios de los años 2000.
“Cuando multimillonarios, multinacionales y los políticamente conectados buscan ocultar riqueza y evitar impuestos, frecuentemente voltean a Baker McKenzie”, reporta el ICIJ, identificando al bufete como “arquitecto y pilar de una economía en las sombras, frecuentemente llamada offshore que beneficia a los ricos a expensas de las tesorerías de naciones y las carteras de los ciudadanos ordinarios”.
Baker McKenzie, según lo que revelan los documentos, ayudó a establecer empresas fantasmas en Chipre para la megamultinacional RJR Nabisco, canalizar miles de millones de ganancias de Facebook a cuentas en Irlanda con sus bajas tasas de impuestos, y a Nike ocultar beneficios en cuentas holandesas. Pero no es todo: entre sus clientes están varios implicados en corrupción política, fraudes empresariales y otros vinculados a regímenes autoritarios. Entre ellos está Najib Razak, prófugo autor intelectual del robo multimillonario de un fondo público de inversiones en Malasia, el fabricante de armas ruso Rostec, la esposa del financiero brasileño Daniel Birmann, el multimillonario colombiano Jaime Gilinski Bacal, además de empresas acusadas de evadir impuestos, como Apple.
Chuck Collins, coordinador del proyecto sobre desigualdad económica del Institute for Policy Studies en Washington, quien asesoró a algunos de los periodistas de Pandora, comentó sobre las revelaciones que “todos nosotros aquí en Estados Unidos deberíamos de estar absolutamente avergonzados de que nos hemos convertido en un imán para fortunas cleptocráticas. Nuestros políticos necesitan clausurar el sistema de riquezas ocultas”.