FUENTE: LA JORNADA/ Armando G. Tejeda, corresponsal.
Madrid. Un avión que despegó del aeropuerto de Madrid-Barajas alrededor de las dos y media de la tarde (hora local) con destino a Toronto tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia cinco horas después en la misma terminal aérea, debido a que una de las ruedas estalló, lo que provocó el incendio parcial en uno de los motores.
La aeronave transportaba a 128 pasajeros y tenía previsto un trayecto de más de siete horas para cruzar el Atlántico, pero al detectar el daño en el motor el comandante prefirió un cambió de planes y anunció a los pasajeros y a la tripulación que realizarían un aterrizaje de emergencia que primero les obligaría a sobrevolar la región unas cuantas horas para quemar combustible. El aterrizaje se realizó con éxito a las 19:08 (hora local).
El Boeing 767-300, de la compañía aérea Air Canada, cubría el trayecto de Madrid a Toronto. Iba a mitad de su capacidad, con 128 pasajeros de los 375 que puede transportar y que despegó de Madrid sin ningún problema.
El único incidente destacable antes de su despegue fue la suspensión del espacio aéreo madrileño por el presunto sobrevuelo de drones en las pistas de despegue y de aterrizaje, lo que obligó a las autoridades a paralizar por más de media hora la actividad en la Terminal 4, precisamente de la cual salió minutos después el avión de Air Canada.
Según la información de autoridades españolas y de la aerolínea, el avión sufrió daño en una rueda al despegar –una de las 10 que tiene–, al estallar, un fragmento del neumático se alojó en uno de los motores, lo que provocó el incendio parcial, que se pudo observar por las cámaras que grabaron parte del despegue.
El comandante decidió apagar ese motor para evitar riesgos, lo que tampoco impidió que la aeronave funcionara de forma regular.
Cuando el comandante detectó la falla optó por la decisión menos peligrosa, que fue cancelar el vuelo programado y realizar un aterrizaje de emergencia, pero antes de eso tuvo que quemar y evacuar combustible, una vez que el mayor riesgo en una situación de este tipo es un incendio.
El comandante de la aeronave informó a los pasajeros y a la tripulación de la emergencia, en un audio que se filtró a los medios de comunicación cuando el avión todavía estaba sobrevolando la zona.
El comandante explicó: Vamos a aterrizar en el aeropuerto de Barajas, pero tenemos los tanques llenos de combustible, así que seguiremos circulando por el aire hasta estar más ligeros en el momento de aterrizaje. Todo está bajo control. Este avión tiene 10 ruedas en el tren de aterrizaje, dos en la parte delantera y ocho en la parte de atrás, y hemos perdido solamente una, así que no habrá problema. Muchísimas gracias por su paciencia.
La noticia saltó a los medios y se informó también a los familiares de los pasajeros que se acercaron a la terminal aérea para conocer de primera mano la situación.
El avión sobrevoló Madrid durante casi cinco horas, iba y venía de la ciudad pasando por Aranjuez, Uclés, Alcalá de Henares y Tarancón.
Durante ese tiempo no sólo quemó gasolina mientras volaba, sino que también evacuó combustible.
El avión sobrevoló la región a una altura promedio de 2 mil 300 metros, que en algunos momentos llegó a ser hasta de 800 metros, y a una velocidad media de 550 kilómetros por hora.
En la parte final del trayecto, el avión comercial estuvo acompañado por un caza F-18 del ejército español, que además ayudó para reconocer el alcance de la avería en el tren de aterrizaje, que según constataron era el mismo que habían registrado los equipos de seguridad de la aeronave.
Sólo cuando el comandante tuvo la certeza de que la cantidad de combustible no suponía un riesgo de incendio o explosión tomó rumbo a la pista de aterrizaje número 4 del aeropuerto madrileño, que fue inutilizada horas antes para que el avión en emergencia dispusiera de ella.
También les esperó en la pista de aterrizaje un nutrido despliegue de personal médico, de emergencias, bomberos y policías para atender a los pasajeros y a la tripulación en caso de accidente o responder a crisis nerviosas que pudieran haber sufrido los viajeros.
Después de que los bomberos revisaron la aeronave, los motores y el tren de aterrizaje, se desalojó a los pasajeros y a la tripulación por las escaleras habituales.
Uno de los viajeros narró que durante el aterrizaje todo tembló mucho, y que hubo algo de nervios, pero se mantuvieron serenos. Horas después del aterrizaje el aeropuerto madrileño volvió a funcionar con normalidad.